domingo, 22 de abril de 2012

Cuando te conocí aquella tarde...


Cuando te conocí aquella tarde ya decadente vi en ti todo aquello que no viera en mucho tiempo…
Tus ojos eran los suyos, también sus labios, tu mismo rostro era el suyo… era él.
Tu mirada proyectaba la suya, te vi a ti en él, lo vi a él en ti… ¿cómo explicarlo?
Eráis una misma persona y dos distintas al tiempo. Ambas significabais mucho para mí.
Teniéndote frente a mí retrocedí en el tiempo y recordé un amor, el mismo que ahora sentía contigo… ¿Tal vez eráis al mismo? Yo sabía que sí, pero la realidad dijo que no. Sin embargo yo aún creo que no me equivoqué.
Sé que ambos me entendéis y que jamás revelaréis nuestro incógnito secreto. Sé que jamás os tendré, pero siempre os llevaré conmigo.
Somos tres espíritus afines que nunca podrán separarse, aunque sigan caminos distintos en el laberinto del universo.
A ti, para ti, por ti, a vosotros, para vosotros, por vosotros escribo esto y abro mi corazón.
Estoy a tu lado, a vuestro lado y guío vuestro ser, del mismo modo que vosotros guiáis el mío…

A R y J

Olga
4 Agosto 1994