domingo, 1 de mayo de 2016

UN AÑO SIN TÍ, PAPI

Ha pasado un Año. Y me parece que fue ayer mismo cuando aquel 1 de Mayo de 2015 te sentías mal y tuviste aquel pequeño mareo al que no le dieron importancia en urgencias y del que yo tuve conocimiento después, cuando ya había pasado todo, pues tú no quisite preocuparme.

Ya en casa, te quejabas de un dolor en el costado y te tumbaste en la cama. Yo te di un paracetamol como te habían prescrito en urgencias pero el dolor no cesaba... tampoco te alivió la esterilla caliente... 

Baje a tomar un cafe... Al subir estabas en el baño vomitando y yo me sentí muy culpable por haberte dejado solo.

Luego me quede dormida... y tú me despertaste diciéndome que volviéramos a Urgencias porque el dolor era insoportable. De nuevo me sentí culpable por haberme quedado dormida...

Fuimos a urgencias y nos acompañó Ramón, nuestro vecino querido. 

Allí en el box te pusieron algunos calmantes por vena pero no te calmaban el dolor. 

Ramon se fue y me quedé yo sola contigo Papi.

Te dieron un vasito para hacer pipí, pero tú no tenías ganas y esperamos... 

El dolor no te cesaba.

De repente, algo ocurrió que jamás podré arrancar de mi mente y que me hizo dar un vuelco el corazón. 

Tú balbuceaste un "Oooohhhh"!!! y mis ojos vieron asustados y llenos de pánico como empezabas a convulsionar. 
Esa imagen la llevare grabada en mi mente mientras viva. Grité con todas mis fuerzas que alguien viniera, y lo cierto es que no tengo ni idea del tiempo que tardaron los médicos en acudir al box, pero a mi me pareció una eternidad.

Se te llevaron a otro box y a mi me hicieron salir a la sala de espera. Fueron unos momentos terribles. Lloraba, gritaba, te llamaba... y estaba sola.

Me dijeron que te habían reanimado (reanimado? pero, qué le ha pasado a mi padre? - pregunté yo. Ha tenido un paro, -me dijo una enfermera odiosa-) y que estabas consciente, pero que te llevaban al Valle Hebrón para hacerte más pruebas, y vino una ambulancia medicalizada. 

Yo ya había llamado al Ivan que estaba cenando con unos amigos y me dijo que después iría al hospital.

Mientras te metian en la ambulancia, con una mascarilla en la cara, pudimos hablar y yo te dije que menudo susto me habías dado en el box. Tú me dijiste que ya te lo imaginabas que yo me habría asustado.

En el interior de la ambulancia yo fui al lado del conductor pero oía como los enfermeros hablaban contigo y tú les contestabas. Nombre, edad... 
Luego supe que en aquellos momentos tus constantes eran bajísimas y prácticamente indetectables.

Al llegar al hospital te metieron en un cuarto con un montón de médicos y yo me quedé fuera frente a la puerta, esperando. No podía dejar de llorar. Entraban y salían médicos y enfermeras, pero nadie me decía nada. Oía a mi padre que se quejaba de dolor y eso me desgarraba las entrañas. El médico me empezó a pedir los informes de la última operación que te habían hecho del aneurisma en la pierna pero yo no los llevaba encima. Me preguntó si te habían hecho recientemente alguna ecografía abdominal pero yo no recordaba... creía que no.

Llegó Ivan y nos mandaron a los dos a la sala de espera. 

Desde allí yo controlaba el cuarto donde te tenían Papi. 

De repente vi como te sacaban en una camilla y yo sali de la sala y te dijé - hola Papi, estoy aqui - tú levantaste una mano y balbuceaste algo, creo que fue un - hola - pero con la mascarilla no logré entenderlo bien. 
Según los informes posteriores en esos momentos no tenías apenas tensión.

Te hicieron un TAC para confirmar lo que ya sospechaban. Aneurisma aórtico abdominal reventado con un coágulo ya tan extenso que hacía inviable la posibilidad de operar y solucionar el problema. 

Te sedaron y te quedaste dormido para siempre Papi.

Lo peor fue cuando me dieron la noticia. Yo no quería creerlo, no podía. No lo aceptaba. NO. MI PADRE, NO.

Me enfrenté a todos, a los médicos, a Ivan, a mí misma... 

Hasta que tú, papi me iluminaste y me abriste los ojos para que me diera cuenta de que si yo no luchaba y defendía todo por lo que tú, y también la mama, habíais luchado a lo largo de vuestra vida, ¿quién lo iba a hacer? yo era ya lo único que quedaba de tí y tenía la obligación de defender lo tuyo, de ocuparme de tu cuerpo, de tu sepelio, de tu despedida aqui en esta vida, de avisar a todos tus amigos, de acabar todas aquellas cosas que tú habías empezado con tanta ilusión, de ser tu continuación y tu legado fiel para respetar tu memoria y tu recuerdo. 
Todas esas cosas estaban en mi mano, sólo en mi mano y nadie las podía hacer por mí. Si yo me hundía y me desentendía de todo, era como abandonarte. y eso JAMAS.

Por eso sigo aqui, un año después, luchando por Tí y Gracias a Tí. 

Porque quiero mantener vivo tu Recuerdo y seguir conservando todas esas pequeñas cosas tan sumamente Valiosas que tú, a lo largo de tus 75 años de vida, fuiste forjando y manteniendo y que te convirtieron en ese ser tan único, especial y maravilloso que siempre fuiste, eres y seguirás siendo para toda la Eternidad.

Te fuiste con la Mama a la 1,45 horas. Hoy a esa misma hora encenderé dos velitas para vosotros, porque sin duda sé que me estáis escuchando y sientiendo desde allí arriba.

Os quiero y jamás os olvido.

Hasta pronto Papis.


                       Vuestra Hija que os Adora,
                        Olga María Puig Martínez

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