Todas y cada una de las cartas de Amor diarias que os escribísteis y conservásteis con tanto mimo durante aquellos meses interminables que pasásteis alejados el uno del otro...
Hoy, 56 años después, mirando al Cielo y a vuestra Estrella, os digo orgullosa que vuestros Grandes Recuerdos siguen Vivos y Latentes en mis Manos y Corazón y son el más valioso de los Tesoros que puedo tener.
Gracias por Todo y Tanto Cuánto me habéis dado papas, que es más, infinitamente más de lo que jamás nunca me hubiera podido merecer, ni tan siquiera imaginar.
Cada día de que pasa descubro algo nuevo por lo que admiraros y agradeceros mas.
Os adoro. Siempre Juntos. Siempre.
Vuestra Hija,
Olga María Puig Martínez
1960-1962
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